domingo, 1 de noviembre de 2009

Los gatos no pueden tocar el cielo

Bueno acá luego de muchísimas lunas, escribiendo para el blog, y siguiendo la sugerencia de algún lector escondido en la anonimidad del chat, ahora postearé sobre dilemas personales (dicen que eso aumenta las visitas del blog y que es más interesante)
¿Y qué dilemas? Dilemas de toda la vida. Ya supere la adolescencia hace mucho, de modo que ya deje de “adolecer” pero aún quedan rezagos de lo que algún día fui. En momentos así es que uno se cuestiona hasta cuando tiene que pasar por cosas como “esta”. ¿Qué situaciones? Esas situaciones que atañen al órgano ubicado a la izquierda de nuestro tórax.
Porque de veras que las cosas no van bien cuando uno quiere que lo vayan. En algún momento pensé que eran fuerzas ajenas al “destino”, pero ahora creo que son fuerzas que pertenecen al “destino”. Como siempre lo sostuve, las personas se conocen para algo o por algo, sin importar las circunstancias, de modo que nada sucede en vano. Pero de todas maneras esos son avatares de la vida, sin ellos esto no sería lo que es. Siempre vas a ir hacia adelante así no quieras, es como una gran fuerza imperceptible que te arrastra hacia adelante; algo así como una fuerza gravitatoria que siempre te está empujando hacia adelante sin dejar que retrocedas por más que lo desees.
Finalmente, porque el título, porque es verdad, los gatos no pueden tocar el cielo, por más que lo intenten. Creo que hay cosas que están escritas para determinadas personas y por más que quieras no puedes cambiarlas, serán tal ves esas las fuerzas que mueven el “destino

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